Cómo ahorrar, de verdad, con una conducción eficiente
El consumo de un coche no depende solo de su potencia o del combustible que emplea, sino que influye mucho cómo se conduce. Hay ciertas actitudes, técnicas y consejos que nos pueden ayudar a reducir el consumo de nuestro coche –con el consiguiente ahorro– de forma drástica.
Es irrefutable: el consumo de un coche no depende de su potencia o del combustible que emplea, sino de cómo se le conduce. Y cuanto más sofisticado es el coche, más acentuada es esta dualidad Dr. Jeckyl/Mr. Hyde. Algunos de los modelos más potentes a la venta en la actualidad son capaces de realizar el mismo recorrido gastando desde 11 l/100 km de media… y hasta 40 l. Y sin que el tiempo de viaje se haya reducido sensiblemente.
Una de las formas de reducir el consumo es conducir un coche automático. Es cierto que prácticamente todos los automáticos incrementan el gasto de combustible –porque consumen energía para funcionar y porque incrementan el peso del coche–. Sin embargo, ten en cuenta que, en cuanto cometas un puñado de errores a la hora de manejar tu cambio manual, habrás echado a perder tu ventaja respecto del coche equipado con cambio automático.
1. Adiós a la conducción ‘explosiva’
Las arrancadas fulgurantes seguidas de frenadas intensas son la forma más efectiva de desperdiciar combustible.
Salir como una exhalación hacia el siguiente semáforo cerrado equivale a repostar gasolina o gasóleo a un precio de alrededor de 1,85€/litro. Para que te hagas una idea: tu coche gasta la misma cantidad de combustible en acelerar de 0 a 100 km/h en 8,0 segundos… ¡que en circular a 100 km/h durante tres minutos!
Evita circular pegado al coche que te precede, porque para adaptar tu velocidad a la suya vas a tener que acelerar y frenar el doble que él… y, sin embargo, el resultado final va a ser que vas a circular a la misma velocidad que él… consumiendo más que él.
Además, ten en cuenta que incrementando la distancia de seguridad, también ahorras dinero y disgustos… reduciendo el riesgo de un accidente.
2. Ni deprisa ni despacio: conduce a la velocidad que te conviene
La forma más eficaz de reducir el consumo de combustible durante tus viajes es conducir más despacio. A partir de 100 km/h, el consumo se dispara con la velocidad.
- Si empleas el indicador de velocidad media de tu ordenador de a bordo comprobarás que, debido a los demás vehículos, es prácticamente imposible lograr velocidades medias superiores a 120 km/h.
- Otro ejemplo: conducir durante media hora a 120 km/h y media hora a 160 km/h es equivalente a conducir durante una hora a 130 km/h. Sin embargo, la diferencia de consumo entre ambos casos ronda los 0,4 litros de media.
- Planifica tus paradas: ten en cuenta que, en un viaje de cuatro horas a 120 km/h, pasar un cuarto de hora detenido -por ejemplo, repostando- significa reducir tu velocidad media de 120 km/h a 112 km/h.
3. Frenar es fracasar. Y el acelerador es ‘de cristal’.
Ahorrarás hasta un 20%
Usar el freno es la forma más directa de desperdiciar energía: los frenos cogen la inercia de tu coche y la transforman en calor. Rétate a conducir anticipando las maniobras del resto de coches de manera que no tengas que usar nunca el freno.. y úsalo lo menos posible. En cuanto al acelerador, recuerda que al acelerar a fondo tu coche gana velocidad de la forma más eficaz, no de la manera más eficiente: procura no pasar del 25% del recorrido del pedal, y tratarlo con suavidad.
4. Súbete a la onda verde… y procura no detenerte nunca
Ahorrarás hasta un 20%
Poner en marcha un coche desde parado requiere mucha energía: la diferencia entre acelerar, hasta 50 km/h, partiendo desde 8 km/h y saliendo desde parado es del 20%. La táctica para evitar detenerte es diferente en función de si te encuentras en ciudad o si vas circulando por carretera.
- En tráfico denso en carretera o autovía, el secreto consiste en conducir fijándote, no en el coche que te precede, sino en uno que circula varios vehículos por delante de ti. Así, además de anticiparte a lo que van a hacer los coches que tienes justo por delante, contribuirás a que todos los de tu fila circulen más fluidamente y realizando menos paradas.
- En ciudad, la clave es el denominado ‘diagrama de onda verde’: los ayuntamientos procuran regular los semáforos de las ciudades de forma que la fase verde se propague a la velocidad media del tráfico -a esa propagación a pulsos de coches se le llama ‘onda verde’-. Esta teoría funciona especialmente bien en calles de un único sentido -son las que registran menos atascos, y las que deberías usar de forma preferente si el tráfico es muy denso-. Y ten en cuenta que, en ciudad, circular ‘un poco’ por encima de 50 km/h es inútil: para conseguir alcanzar al siguiente diagrama de onda verde tendrías que conducir a casi 100 km/h.
5. La primera sólo sirve para empujarse
Ahorrarás hasta un 15%
Un coche tiene que ser capaz de arrancar en una pendiente muy grande, y por eso todos disponen de una primera velocidad muy corta. Sin embargo, salvo en pendientes ascendentes pronunciadas, la utilidad de la primera marcha es impulsar un poco el coche. En cuanto haya recorrido su propia longitud, inserta segunda. Y al arrancar en una cuesta abajo, hazlo directamente en segunda: deja que la gravedad haga su trabajo y sea ella quien ponga el coche en marcha.
6. Segunda a 20 km/h, tercera a 30, cuarta a 40, quinta a 50
Ahorrarás hasta un 15%
Cambia a una marcha superior muy pronto. Si tienes un coche con indicador de marcha recomendada, sigue sus indicaciones escrupulosamente: son las que siguió el fabricante durante la homologación, y gracias a ellas consiguió su consumo medio homologado ‘de récord’.Y recuerda que saltarse marchas a la hora de subir de velocidad no sólo está permitido… está recomendado: siempre que puedas haz primera-segunda-cuarta-sexta.
7. Circula siempre con una marcha engranada
Ahorra un 20%
Salvo en el caso de los modelos híbridos, hay una regla que se cumple siempre: si tú te estás moviendo, tu motor está girando. La clave de esta regla es emplear siempre que sea posible la inercia del coche para hacer girar el motor… dejándolo ir sin acelerar ni frenar.
- En la práctica, eso significa que siempre debes tener una marcha engranada y no debes pisar el embrague hasta estar a punto de detenerte.
- Sin embargo, existen algunos casos en los que el combustible necesario para reponer la inercia que consumimos arrastrando al motor es mayor que el consumo al ralentí -que es de unos 0,6 litros/hora-. Ese es el caso cuando queremos mantener una velocidad casi constante a lo largo de una recta con un poco de pendiente descendente o podemos anticipar con mucha antelación -del orden de un par de kilómetros- que vamos a tener que detenernos. En esos casos, es posible ahorrar algo de combustible pisando el embrague y avanzando ‘a vela’ -con una marcha engranada, y el motor desembragado, girando al ralentí.
8. Reduce la resistencia al avance, al giro y el peso que transportas
Hasta un 5%
- Tus neumáticos consumen energía. Muchísima. El 15% de la energía total del combustible se invierte en vencer la resistencia a la rodadura. Por eso, ajustar correctamente la presión tiene una influencia notable: cada 0,2 bares de presión representan un 1% de consumo. Un neumático ‘ecológico’ permite reducir el consumo hasta en un 3%.
- Además, ten en cuenta que cada 100 kilos de peso pueden incrementar el consumo hasta en 0,3 litros… de forma que desescombrar el maletero periódicamente tiene premio.
- Emplear un aceite de baja viscosidad -cuyo número empiece por 0W o 5W- puede reducir el consumo hasta en un 5%.
- Eliminar artilugios como bacas y portabicicletas reduce la resistencia aerodinámica y el consumo. Un portaesquíes incrementa la resistencia aerodinámica en un 33% y, a 100 km/h, aumenta el consumo en 0,8 litros -y en dos litros a 160 km/h-.
- No obligues al aire acondicionado a hacer horas extra. A baja velocidad, en un día de verano, el climatizador puede incrementar en 2 litros el consumo medio, de forma que es buena idea aparcar en la sombra, enfriar el interior recalentado del coche bajando las ventanillas o utilizando la recirculación durante los primeros minutos para sólo tener que enfriar el aire caliente del habitáculo. En invierno, recuerda usar el climatizador en modo automático y si es manual, con el compresor del aire acondcionado desconctado -salvo para desempañar.
Ten en cuenta que todos los consumidores eléctricos del coche contribuyen a gastar combustible. Por ejemplo, el ventilador conectado al mínimo incrementa el consumo medio en 0,08 litros, mientras que a toda potencia la cifra aumenta hasta los 0,5 litros. La rejilla térmica trasera supone unos 0,3 litros extra, mientras que la calefacción de los asientos incrementa el consumo medio en 0,36 l.
Si quieres ahorrar todavía más…
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Sobreinfla las ruedas
Ajustar las presiones de los neumáticos por encima de lo indicado reduce el rozamiento, algo que puede disminuir el consumo en más de un 10%. Sin embargo, no es aconsejable: el vehículo se vuelve más nervioso e imprevisible, se alargan las distancias de frenado y los neumáticos se desgastan de una forma más rápida e irregular.
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Pliega los retrovisores
Esto reduce el freno aerodinámico, algo que ayuda a que el consumo disminuya. Sin embargo, en la práctica la reducción es mínima e inapreciable… y estarás renunciando a un sistema de seguridad vital.
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Baja las cuestas en punto muerto
La teoría dice que, si se baja una cuesta sin acelerar y con una marcha engranada, el consumo es nulo -o casi-. Sin embargo, en la práctica, el vehículo se va frenando cuando se circula así por lo que, para mantener la velocidad, es necesario acelerar levemente con frecuencia. Esto aumenta el consumo más que dejar que el coche avance en punto muerto -y eso que, a ralentí, un motor siempre consume-, pues se frena menos y no es necesario acelerar. Eso sí, circular en punto muerto reduce la capacidad de control sobre el vehículo.
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Apaga el motor cuesta abajo
Si un motor está parado, no consume. Sin embargo, circular así es extremadamente peligroso: el coche pierde la dirección asistida y el servofreno, y el control sobre el coche disminuye drásticamente.
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Baja las ventanillas en vez de poner el aire acondicionado
- La teoría dice que, a partir de unos 70 km/h, un coche consume más con las ventanillas bajadas que con el aire acondicionado conectado, debido a que el motor emplea más energía para vencer el freno aerodinámico que para accionar el compresor del sistema. Sin embargo, en Autofácil, comprobamos que esto no es así: se consume más con el aire acondicionado que con las ventanillas bajadas, si bien la diferencia disminuye conforme aumenta la velocidad: a una hipotética velocidad de 150 km/h, lo más probable es que el coche consuma más con las ventanillas bajadas; nuestra prueba se hizo a un máximo de 120 km/h, la velocidad máxima permitida. Eso sí, la diferencia es pequeña, viajar de Madrid a Málaga con aire acondicionado supone un absurdo sobrecoste de 1,5€ aproximadamente.
ARTICULO PUBLICADO POR AUTOFACIL